El streaming de Internet es una forma de transmitir y recibir datos multimedia a través de una red, como el audio, el video o el texto, sin necesidad de descargarlos previamente en un dispositivo. Esta tecnología ha revolucionado la forma en que consumimos y compartimos contenidos digitales, desde plataformas de entretenimiento como Netflix o Spotify, hasta servicios de comunicación como Zoom o Skype. Los primeros intentos de streaming de Internet se remontan a la década de 1990, cuando la web empezaba a popularizarse y surgían los primeros formatos de compresión de audio y video, como el MP3 o el MPEG. Estos formatos permitían reducir el tamaño de los archivos multimedia, facilitando su transmisión por la red.

Sin embargo, la velocidad y la capacidad de las conexiones de Internet de la época eran muy limitadas, lo que provocaba largos tiempos de espera y frecuentes interrupciones en la reproducción. Para solucionar estos problemas, se desarrollaron dos técnicas fundamentales: el buffering y el streaming progresivo. El buffering consiste en almacenar temporalmente una parte del archivo multimedia en la memoria del dispositivo antes de reproducirlo, creando así un colchón que evita las interrupciones por falta de datos. El streaming progresivo consiste en dividir el archivo multimedia en segmentos más pequeños que se envían secuencialmente al dispositivo, permitiendo así iniciar la reproducción antes de que se complete la descarga.

Estas técnicas permitieron crear las primeras aplicaciones y servicios de streaming de Internet, como RealAudio, RealVideo, QuickTime o Windows Media Player. Estas aplicaciones requerían instalar un software específico en el dispositivo del usuario, llamado reproductor o cliente, que se encargaba de recibir y decodificar los datos multimedia enviados por un servidor. El servidor era una máquina conectada a Internet que almacenaba y distribuía los archivos multimedia bajo demanda o en vivo.

Formatos de video que crearon el streaming

Los formatos de video son los archivos que contienen la información audiovisual que se reproduce en un reproductor multimedia, cada formato tiene unas propiedades específicas que determinan su calidad, su tamaño, su compatibilidad y su rendimiento. Algunos formatos son más adecuados para el streaming que otros, ya que permiten una transmisión más fluida, una adaptación a la velocidad de conexión y una mayor accesibilidad desde diferentes dispositivos.

  • El formato H.264: Es un estándar de compresión de video que permite reducir el tamaño de los archivos de video sin perder mucha calidad. Esto es muy útil para el streaming de video, ya que permite transmitir videos de alta definición con menos ancho de banda y menos demora. El formato H.264 se basa en un algoritmo que divide el video en bloques llamados macrobloques, y luego aplica diferentes técnicas de compresión a cada uno. El formato H.264 tiene varias ventajas sobre otros formatos de compresión de video, como el MPEG-2 o el DivX. Ofrece una mejor calidad de imagen con el mismo tamaño de archivo, o un menor tamaño de archivo con la misma calidad de imagen, y es compatible con una gran variedad de dispositivos y plataformas, como computadoras, teléfonos inteligentes, tabletas, consolas de videojuegos y televisores inteligentes. El formato H.264 ha sido adoptado por muchos servicios de streaming de video, como YouTube, Netflix, Amazon Prime Video y Hulu. Estos servicios usan el formato H.264 para ofrecer a sus usuarios una experiencia de visualización óptima, con videos fluidos y nítidos que se adaptan a las condiciones de la red y al dispositivo del usuario.
  • El MP4: Este es el formato más popular y versátil para el streaming, ya que ofrece una buena calidad de imagen y sonido, un tamaño reducido y una gran compatibilidad con la mayoría de los reproductores multimedia y plataformas online. El MP4 se puede reproducir en dispositivos móviles, ordenadores, smart TVs y consolas de videojuegos, además, el MP4 permite incorporar subtítulos, pistas de audio y metadatos.
  • El FLV: es el formato que se utiliza principalmente para el streaming en directo, ya que permite una transmisión rápida y continua, sin interrupciones ni retrasos. El FLV se puede reproducir en navegadores web con el plugin de Adobe Flash Player, aunque cada vez se está sustituyendo por el MP4 debido a los problemas de seguridad y rendimiento que presenta Flash.