Comprar un ordenador es una decisión que puede marcar tu día a día, ya que se trata de una herramienta de uso constante en el trabajo, los estudios, el entretenimiento o la comunicación personal. No se trata simplemente de adquirir un dispositivo tecnológico más, sino de elegir una herramienta que debe durar varios años y adaptarse a las necesidades que se tengan en el presente y en el futuro.

El mercado está lleno de opciones, como portátiles ligeros, ordenadores de sobremesa potentes, ultrabooks con diseños sofisticados o modelos gaming que ofrecen un rendimiento de primer nivel. Sin embargo, tanta variedad puede generar dudas si no se tiene claro qué aspectos valorar antes de la compra. Por ello, tomar una decisión sin información previa puede llevar a gastar más dinero del necesario o a quedarse corto en prestaciones.

Por eso, resulta fundamental conocer los puntos clave que influyen en la elección de la mano de proveedores de ordenadores profesionales. En este artículo, vamos a descubrir diez consejos prácticos que servirán como guía para acertar en la compra.

Definir el uso que se va a dar

El primer paso antes de comprar un ordenador es preguntarse para qué se necesita. No todos los usuarios requieren las mismas características, y definir el uso principal marcará la diferencia en la elección. No es lo mismo un estudiante que busca un equipo para tareas básicas, que un profesional de diseño gráfico o un gamer que necesita potencia máxima.

Si el objetivo es trabajar con programas de ofimática, navegar por internet y realizar videollamadas, un portátil con procesador de gama media, 8 GB de RAM y disco SSD de 256 GB puede ser suficiente. En cambio, si se busca un ordenador para edición de vídeo o juegos, se necesitarán especificaciones más avanzadas, como un procesador potente, 16 GB de RAM o más, y una tarjeta gráfica dedicada.

Procesador y memoria RAM, el corazón del ordenador

El procesador y la memoria RAM son los dos componentes que más influyen en el rendimiento general de un ordenador. El procesador se encarga de ejecutar las instrucciones, mientras que la RAM gestiona los datos temporales necesarios para que las aplicaciones funcionen con fluidez.

En términos prácticos, un procesador Intel i5 o AMD Ryzen 5 suele cubrir las necesidades de la mayoría de usuarios. Para un uso más intensivo, como videojuegos o edición profesional, conviene optar por un Intel i7, i9 o Ryzen 7. Respecto a la RAM, hoy en día lo mínimo recomendable son 8 GB, aunque 16 GB garantizan una experiencia más fluida en multitarea o programas exigentes.

Almacenamiento rápido y suficiente

El almacenamiento es otro aspecto clave en un ordenador moderno. Los discos duros tradicionales (HDD) han quedado relegados frente a los discos de estado sólido (SSD), que ofrecen velocidades de lectura y escritura mucho mayores. Esto significa que con un SSD el ordenador arrancará en segundos y los programas se abrirán casi al instante.

En cuanto a la capacidad, lo recomendable es un mínimo de 256 GB, aunque 512 GB es lo perfecto si se suelen guardar muchos archivos. Para quienes manejan grandes cantidades de datos, la combinación de un SSD para el sistema operativo y un disco duro externo adicional para almacenamiento masivo puede ser la mejor solución.

Tarjeta gráfica, ¿integrada o dedicada?

La tarjeta gráfica es un componente esencial dependiendo del uso que se quiera dar al ordenador, tal y como explica un buen mayorista informática como Depau. Para tareas básicas como navegar, trabajar en documentos o ver series, una gráfica integrada en el procesador suele ser suficiente y económica. Sin embargo, para videojuegos, edición de vídeo o diseño 3D, una tarjeta gráfica dedicada es prácticamente imprescindible.

Las gráficas dedicadas de marcas como NVIDIA o AMD ofrecen un rendimiento mucho mayor en tareas que requieren procesamiento de imágenes. De igual forma, si se planea jugar con fluidez o trabajar en programas como AutoCAD o Adobe Premiere, invertir en una tarjeta gráfica de calidad será fundamental.

Autonomía y portabilidad en portátiles

Si la elección es un portátil, la autonomía y la portabilidad son dos factores que no pasar por alto. La batería debe garantizar al menos entre 6 y 8 horas de uso real para que se pueda trabajar o estudiar sin estar siempre pendiente del cargador. En el caso de quienes viajan o se mueven con frecuencia, contar con carga rápida también resulta una gran ventaja.

El peso y el tamaño también marcan la experiencia de uso. Un portátil ligero y compacto es adecuado para estudiantes o profesionales que lo transportan constantemente, mientras que modelos más grandes suelen ofrecer pantallas mejores y mayor potencia, aunque a costa de sacrificar movilidad.

Conectividad y periféricos

La conectividad es otro punto fundamental al comprar un ordenador. Para ello, hay que asegurarse de que el equipo incluya suficientes puertos USB, salidas HDMI o DisplayPort, ranuras para tarjetas y, en el caso de portátiles modernos, puertos USB-C compatibles con carga y transferencia rápida. Estos detalles hacen la diferencia al conectar periféricos y accesorios.

También conviene revisar la compatibilidad con tecnologías inalámbricas. Una buena conexión Wi-Fi, Bluetooth y la posibilidad de conexión Ethernet, garantizan mayor flexibilidad. Este punto es especialmente importante si se utiliza el ordenador para teletrabajo o gaming online.

Pantalla y calidad visual

La pantalla es uno de los componentes más importantes, especialmente en los portátiles, ya que será el medio principal para trabajar y disfrutar del contenido. La resolución mínima recomendable hoy en día es Full HD (1920×1080), suficiente para un uso general. Para quienes trabajan en diseño o edición, pantallas con mayor resolución y buena reproducción de color son imprescindibles.

El tamaño de la pantalla dependerá de las preferencias personales y del uso. Un portátil de 13 a 14 pulgadas ofrece ligereza y portabilidad, mientras que uno de 15 a 17 pulgadas brinda más espacio de trabajo. En los sobremesa, un monitor de 24 pulgadas suele ser el estándar, aunque los modelos de 27 o más pulgadas se recomiendan para usos profesionales.

Sistema operativo y software

El sistema operativo es la base del ordenador, y elegir el adecuado marcará la experiencia. Windows es el más común y versátil, con gran compatibilidad de programas, pero, macOS, exclusivo de Apple, ofrece un ecosistema optimizado y gran estabilidad. Linux, por su parte, es adecuado para usuarios avanzados que buscan personalización y software libre.

Además del sistema operativo, es importante considerar qué software se necesitará. Algunos ordenadores vienen con programas preinstalados que pueden ser útiles, como suites ofimáticas o herramientas de seguridad. Sin embargo, también es común que traigan aplicaciones innecesarias que ocupan espacio y ralentizan el sistema.

Presupuesto y relación calidad-precio

El presupuesto es un factor clave en la compra de un ordenador, como sucede con cualquier producto tecnológico. Antes de lanzarse a buscar modelos, se debe establecer un rango de precio y ajustarse a él. Esto permitirá filtrar opciones y evitar gastar más de lo necesario.

No siempre lo más caro es lo mejor, siendo lo importante encontrar un equilibrio entre precio y prestaciones. Si el uso es básico, un ordenador de gama media puede ser más que suficiente. En cambio, si se trabaja con programas exigentes o se busca un equipo para jugar a videojuegos, merece la pena invertir un poco más para asegurar rendimiento y durabilidad.

Marca, garantía y soporte técnico

Finalmente, es importante valorar la marca y el soporte técnico que ofrece. Algunas marcas como Dell, Lenovo, HP, ASUS o Apple ofrecen fiabilidad y servicio posventa. Por ello, elegir una marca reconocida puede ofrecer mayor tranquilidad en caso de problemas futuros.

La garantía también es un factor a considerar. Un ordenador con al menos dos años de garantía asegura cobertura frente a fallos de fábrica o defectos. Además, algunas marcas ofrecen extensiones de garantía o soporte adicional, lo que puede ser interesante si se planea usar el ordenador durante mucho tiempo.