El ADN, o ácido desoxirribonucleico, es la molécula que contiene la información genética de todos los seres vivos, el ADN está formado por dos cadenas de nucleótidos, que son las unidades básicas que componen el código genético. Cada nucleótido tiene una base nitrogenada, que puede ser adenina (A), timina (T), guanina (G) o citosina (C), estas bases se emparejan entre sí de forma específica: A con T y G con C, así, las dos cadenas de nucleótidos se enrollan formando una doble hélice.

El ADN se encuentra en el núcleo de las células, donde se organiza en estructuras llamadas cromosomas, cada cromosoma contiene miles de genes, que son segmentos de ADN que codifican para una proteína o una función específica. Los genes determinan las características físicas y funcionales de los organismos, como el color de los ojos, el tipo de sangre o la susceptibilidad a ciertas enfermedades. Los genes también se transmiten de padres a hijos, lo que explica la herencia genética.

El ADN es una molécula muy importante para la vida, ya que almacena y transmite la información necesaria para el desarrollo, el crecimiento y la reproducción de los seres vivos. Además, el ADN es único para cada individuo, lo que permite identificarlo mediante técnicas como las huellas dactilares o el análisis de ADN, el estudio del ADN ha permitido avanzar en campos como la medicina, la biotecnología o la evolución.

¿Cómo se puede alterar el ADN?

El ADN se puede alterar por diferentes causas, tanto internas como externas, algunas de las causas internas son los errores de replicación, que ocurren cuando el ADN se copia durante la división celular y se producen cambios en la secuencia de las bases nitrogenadas. Otras causas internas son las mutaciones espontáneas, que son cambios aleatorios en el ADN que pueden deberse a factores ambientales o al azar. Las alteraciones del ADN pueden tener consecuencias positivas, negativas o neutras para el organismo, dependiendo del tipo y la ubicación de la alteración y de la función del gen afectado.

Existen diversos factores que pueden alterar el ADN y provocar cambios en la información genética, estos factores se conocen como agentes mutagénicos y pueden ser de origen físico, químico o biológico. Algunos ejemplos de agentes mutagénicos son: La radiación ultravioleta, que puede provocar la formación de dímeros de timina, es decir, dos bases T que se unen entre sí y alteran la estructura del ADN. Los agentes alquilantes, que son sustancias químicas que pueden añadir o quitar grupos alquilo al ADN y modificar las bases nitrogenadas y los virus, que son organismos capaces de introducir su propio material genético en el ADN de las células huésped y alterar su funcionamiento.

Las alteraciones del ADN pueden tener diferentes consecuencias según el tipo y la magnitud del cambio, algunas alteraciones pueden ser reparadas por los mecanismos de reparación del ADN, que son sistemas enzimáticos que detectan y corrigen los errores. Otras alteraciones pueden ser silenciosas, es decir, no afectan a la expresión de los genes, sin embargo, algunas alteraciones pueden ser perjudiciales y causar enfermedades genéticas, cáncer o muerte celular. El conocimiento de los mecanismos que alteran el ADN es fundamental para comprender los procesos evolutivos, el desarrollo de nuevas terapias génicas y la prevención de enfermedades relacionadas con el ADN.

Es importante cuidar el ADN para evitar daños que puedan afectar a nuestra salud o a la de nuestros descendientes, algunos consejos para cuidar el ADN son: Evitar la exposición a la radiación ultravioleta, los rayos X, el tabaco o algunos productos químicos, mantener una dieta equilibrada y rica en antioxidantes, que ayudan a proteger el ADN del estrés oxidativo. Practicar ejercicio físico moderado y regular, que mejora la circulación sanguínea y el aporte de oxígeno y nutrientes a las células, y dormir bien y respetar los ritmos circadianos, que regulan los procesos biológicos y la reparación del ADN.