Se ha descubierto que las plantas pueden emitir sonidos ultrasónicos cuando están estresadas, las plantas sometidas a sequía o daño producen sonidos que pueden ser detectados por otros organismos vivos, como insectos o animales. Estos sonidos podrían servir como una señal de alerta o de auxilio, y también como una forma de comunicación entre las plantas.

Los sonidos ultrasónicos son aquellos que tienen una frecuencia superior a la que el oído humano puede percibir, es decir, mayor de 20.000 Hz. Estos sonidos se generan comúnmente mediante dispositivos llamados transductores, que convierten la energía eléctrica en vibraciones mecánicas de alta frecuencia. Estas vibraciones se transmiten al medio donde se propagan los sonidos, que puede ser sólido, líquido o gaseoso, algunos ejemplos de medios donde se propagan los sonidos ultrasónicos son el aire, el agua, el metal o el tejido humano. Los sonidos ultrasónicos tienen algunas propiedades interesantes, como la capacidad de atravesar objetos opacos a la luz, la posibilidad de enfocarse en un punto determinado o la sensibilidad a los cambios de temperatura y presión. Estas propiedades permiten que los sonidos ultrasónicos se empleen para fines médicos, industriales, científicos o militares.

Al saberse que las plantas pueden emitir estos sonidos, despejan las dudas al enigma de si las plantas tenían algún tipo de comunicación con su entorno, y abren grandes posibilidades para el estudio de estos seres vivos. Asimismo, los científicos pueden determinar porque ciertos insectos prefieren algunas plantas sobre otras y como las plantas atraen a organismo a través de estos sonidos ultrasónicos para su beneficio.

¿Existe el estrés en las plantas?

El estrés es una respuesta adaptativa de los organismos vivos ante situaciones que amenazan su supervivencia o su bienestar, normalmente asociamos el estrés con los animales, especialmente con los humanos, pero las plantas también pueden sufrir estrés. Las plantas están expuestas a múltiples factores ambientales que pueden afectar negativamente a su crecimiento, desarrollo y reproducción. Por ejemplo, la sequía, el frío, el calor, la salinidad, la radiación, las plagas, las enfermedades, etc., estos factores se denominan estresores y pueden provocar daños en las células y los tejidos vegetales. Para hacer frente a estos estresores, las plantas han desarrollado mecanismos de defensa y de tolerancia que les permiten adaptarse y sobrevivir, algunos de estos mecanismos son:

  • La producción de sustancias químicas que protegen a las plantas de los agentes nocivos o que actúan como señales de alarma para activar otras respuestas.
  • La modificación de la estructura y la función de las membranas celulares para evitar la pérdida de agua o la entrada de sustancias tóxicas.
  • La regulación de la expresión de genes que codifican para proteínas involucradas en el metabolismo, la reparación del ADN, la fotosíntesis, el transporte de nutrientes, etc.
  • La alteración del crecimiento y el desarrollo de las plantas para optimizar el uso de los recursos disponibles o para escapar de las condiciones adversas.

Estas respuestas al estrés pueden tener un coste energético y fisiológico para las plantas, lo que puede reducir su rendimiento y su calidad. Por eso, es importante conocer los mecanismos que regulan el estrés en las plantas y buscar formas de mejorar su resistencia y su productividad.

La emisión de sonidos ultrasónicos por las plantas

Para desarrollar este estudio los investigadores utilizaron micrófonos especiales capaces de captar frecuencias muy altas, superiores a los 20 kilohercios, que son inaudibles para el oído humano. Colocaron estos micrófonos cerca de distintas especies de plantas, como tomates, tabaco o girasoles, y las sometieron a diferentes tipos de estrés, como falta de agua, corte de tallos o hojas, o exposición a luz intensa. Los resultados mostraron que las plantas emitían sonidos ultrasónicos cuando sufrían alguno de estos factores, y que la intensidad y el patrón de los sonidos variaban según el tipo y la duración del estrés.

Los autores del estudio sugieren que la emisión de sonidos ultrasónicos por las plantas es una respuesta adaptativa al estrés, que les permite informar a otros organismos de su estado y solicitar ayuda. Por ejemplo, algunos insectos podrían acudir a las plantas dañadas para alimentarse de sus depredadores, o algunos animales podrían evitar comer las plantas secas. Además, los sonidos podrían facilitar la interacción entre las plantas, que podrían percibir los sonidos de sus vecinas y modificar su comportamiento en consecuencia. Por ejemplo, algunas plantas podrían aumentar su defensa química al escuchar los sonidos de otras plantas atacadas.

Este descubrimiento abre nuevas posibilidades para el estudio de la comunicación acústica entre las plantas y otros seres vivos, y también para el desarrollo de técnicas de monitorización del estado de las plantas mediante el análisis de los sonidos que emiten. Así, podríamos mejorar el cuidado y la conservación de las plantas, y entender mejor su papel en los ecosistemas.